Publisher's Synopsis
Luciérnagas; serpientes; niños enterrados para siempre, que balbucean refugiados tras un muro de agua; infancia azul que suena al compás de relicarios de barro; flores ausentes de lugares impronunciables..., poemas llenos de recuerdos rotos, símbolos oníricos que asaltan como relampagueos, que sacuden, que estremecen, que abren puertas (Abrir una puerta, / es sumergirse al desequilibrio, / caminar sobre un collar de fango.), nos dice el aedo. La poesía se adentra en el camino que la razón tiene vedado; como mucho el sueño es capaz de asomarse a él. Y su lenguaje dista mucho de ser como las ecuaciones, de interpretación rígida y exacta. (Solo la inercia, / prende una vela en los ojos del bardo, / destella sobre el amarillo de los días.) Inercia de imágenes como cascadas, como destellos, como revelaciones cósmicas e irracionales, pero poderosas. Tanto, que, sobre las grietas de un campo húmedo, / todas las galaxias hablan.Emilio Ballesteros